Como habrán notado en estos últimos meses, la prensa argentina no ahorra elogios al gobierno. Más de uno se habrá preguntado cómo es posible que el periodismo sea tan alcahuete del poder político oficial, que todos los días los titulares nos llenen de buenas noticias, que ningún medio haya dicho nada del robo de las jubilaciones privadas para hacer caja, etc...
La voz del Chaco (
ya que Artemio López llama a Página/12 La voz del Calafate...) nos da una pauta del por qué tanta mediocridad obsecuente.
Parece ser que el Néstor ha salido de shopping:
En esta
nota de D. Schurman se hace un repaso de una serie de jugadas del mundo K (como gusta llamarlo la clase media argentina) en los medios de comunicación.
Una vez que uno termina de leerla, con la respuesta de Schurman confirmando todas sus preguntas, quedan flotando al menos dos conclusiones.
Una, que si es cierto todo lo que dice, habrá que reconocerle algún día a los Kirchner que, a pesar de provenir de un movimiento que históricamente se ha llevado a las patadas con la prensa, ha resuelto darle pelea con todas las de la ley, en el terreno en el que la misma Gran Prensa se metió y del cual, lamentablemente, no quiere salir: el tratamiento de los medios como si fuera empresas que vende tuercas o celulares.
Otra: seguimos esperando que el periodismo que gusta llamarse independiente haga un repaso más o menos parecido con los intereses privados en el manejo de la opinión.
La pregunta que Crítica no se hizo
¿es verdad que un empresario con serias aspiraciones en el usufructo de un servicio público (el de aeronavegación) ha comprado acciones de un medio con el seguro fin de operar sobre funcionarios del área? tiene una carga social tan importante como las que se hacen sobre los políticos, esos "cucos" a quienes al menos podemos rajar alguna vez.
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