Magdalena livianísimo

El aguilucho del periodismo, Magdalena Ruiz Guiñazú, acaba de demostrar una vez más que se vuelve canarito cuando la ocasión cuadra. Lo tuvo enfrente a De Narváez y tanto ella como su coequiper María O´Donnel, le dejaron pasar un montón de lata de campaña a un tipo que cada vez que abre la boca demuestra que no tiene idea de administración y conducción política, y encima le sobra nostalgia por los 90.

En un momento le preguntan su opinión sobre el proyecto de ley de medios, teniendo en cuenta que es propietario de un canal, una radio y un diario, entre otras empresas. El tipo, que a pesar de ser legislador ni se tomó el trabajito de leerlo, respondió con vaguedades y dijo que le parecía mal que los políticos tuvieran medios. Y hasta reconoció que estaba mal lo que hacía, pero él, por supuesto, no quiere infringir la ley (¡!). Una víctima del sistema, digamos.

O sea, nada nuevo, todo verso, pero con permiso de la Inquisición Periodística, relajo que no muestra habitualmente cuando sale a defender la libertad de prensa si ve que un empresario kirchnerista compra un medio. (porque los empresarios K “compran” medios; los de la derecha política, “invierten”).

Al final, la única pregunta potable no vino desde la mesa sino de parte de un oyente de Caballito, que lo indagó sobre algo elemental: cómo se cubre la reducción de ingresos al Estado por la eliminación de impuestos a los sectores agroexportadores y del IVA a los alimentos. De Narváez respondió como si el que hablara fuera una extraña mezcla de Menem y de La Rúa: que ese dinero se recupera de la “reducción del gasto público” y… “con el crecimiento del país”. Nos quedamos más tranquilos.