2/7/10

Fiscales del poder público

Es costumbre en los principales periodistas famosos de los grandes medios privados, cuando son señalados como piezas fundamentales en el desgaste de los poderes públicos frente a los establecidos, usar el lugar de fiscalización que supuestamente ocupan como defensa de una actitud que cada día es más evidente en todo el mundo.

Gente como Tenembaum, Magdalena Ruiz Guiñazú, el inventor de fuentes Nelson Castro, y otros como María O’Donnell o el inefable Fontevecchia, nos recuerdan cada vez que pueden que “el periodismo es así, molesta al poder público porque el poder público es su materia de estudio, su razón de ser en la investigación y la pregunta”. Con matices, siempre rezan algo parecido.

Es además una buena excusa para no decir: “no investigamos determinados sectores porque el sistema de medios que paga nuestros excelentes sueldos depende de ellos, por la propiedad o el auspicio.”

Pero chicanas al margen, vamos a leer una info recogida por Periodismo en las Américas, que sirve como ejemplo (otro más, por si faltaran) para derribar la teoría liberal según la cual el periodismo jode a lo público por lo antes dicho y no porque sea un órgano de presión a los sistemas de representación para que estos ejecuten ciertas medidas y se abstengan de otras.

Leemos lo que sucede en Estados Unidos, cuna del periodismo liberal:

Un estudio de la Universidad de Harvard muestra que la definición de “tortura” que manejan los periódicos se ha suavizado desde 2004, lo que ha llevado a blogueros y escritores a calificar a los periodistas de cómplices de la tortura conocida como el “submarino”.

Hasta el gobierno de George W. Bush, los principales periódicos estadounidenses, como el New York Times, el Los Angeles Times, el Wall Street Journal y el USA Today se referían a esta práctica como “tortura” pero desde 2004 el concepto ha cambiado y los medios han dejado de asociarla de manera explícita o ímplicita con tortura, reporta Philly.com. El informe enfatiza que, de esta manera, los periódicos fueron los que precisamente le dieron una mano a las autoridades estadounidenses que permitieron que ocurrieran estos casos de tortura.

En su defensa, el New York Times argumentó que “cuando se utiliza una palabra que implica tomar partido en una disputa política, nuestra práctica general es proveer al lector con la información para que ellos decidan por sí mismos”, reportó Yahoo News.

Glenn Greenwald, de Salon, escribió que el estudio provee la evidencia más reciente de cómo la prensa americana se ha dedicado a amplificar y servir (en vez de fiscalizar) a las autoridades del gobierno.

En The Atlantic, Andrew Sullivan afirmó que el estudio es una prueba de cómo los editores de los periódicos simplemente cambiaron su posición y se convirtieron en portavoces de criminales de guerra.


Es decir: los amos de la teoría de la fiscalización, cuando quieren, son filosóficamente amigables con el poder público. Y los conceptos que describen las actividades públicas en sus páginas pueden ser sometidos, antes de su publicación, a profundos análisis semánticos con el fin de dejar que sea la gente la que decida sola si tal tortura es tortura.

Los "watch dogs", cuando quieren, son unos perritos falderos.

4 comentarios:

Germán dijo...

Christopher Hitchens era notable portavoz de la afirmación que el submarino es una práctica válida, porque sin llegar a ser tortura produce cagazo, digamos.

El tipo muy guapo, pero auténtico, dijo: vean, que me lo hagan a mí, yo sé que no hace nada y me la banco.

Se lo hicieron, no soportó ni 2 segundos, y concluyó: esto definitivamente ES una tortura. No jodamos con esto.

Ahora sí tiene autoridad para opinar.

_Ariel_ dijo...

German, esa es otra evidencia de que una norma supuestamente tecnica (la habilitacion de esa practica como metodo de "interrogatorio extremo") es respetada por los editores, y considerada como decision de orgien ecuanime y legítimo.

Bastó que un tipo que opinaba eso se sometiera a la practica para que quede claro que se está hablando de politica, no de tecnicas.

Y los medios se hacen los distraidos. Cuando quieren, pueden.

saludos

Julio César dijo...

Magdalena, Clarín y Compañía: no "molestaron al poder público" de 1976-1981. En ese tiempo "su razón de ser en la investigación y la pregunta" eran los ´subveersivos´y la opresión a la libertad de prensa en las países del bloque socialista y Cuba.
El 4 de julio se cumplió un aniversarios más de la masacre perpetrada por el terrorismo de estado contra los curas palotinos en la capilla San Patricio del barrio Belgrano en Buenos Aires.
En 1995 un periodista que investigó ese hecho y publicó un libro "La masacre de San Patricio" donde denunció la vinculación de sectores de la justicia (juez Guillermo Rivarola) con el terrorismo de estado; fue condenado por "injuria y calumnia".
El caso llegó a la Corte Interamericana de Derechos Humanos que condenó al Estado Argentino.
El gobierno de Cristina impulsó y el Congreso aprobó la ley 26551 que despenaliza esos delitos (alumnias e injurias) en casos de interés público.
Eduardo Kimel, ya fallecido, fue un periodista que investigó al verdadero PODER, al poder fáctico como dice el presidente ecuatoriano, ese poder con tentáculos en sectores claves de las empresas líderes, en los resortes principales del comercio, de la banca y también en estamentos importantes de los poderes del estado: en el ejecutivo, en el legislativo y en el judicial.
De ese PODER del que es parte importante el grupo Clarín; magdalena no lo hace ni lo hará "materia de estudio, razón de ser en la investigación y la pregunta".
Ese PODER, real, es el que paga los servicios de gente como TNbaum, Nelson Castro y cía. para que día a día nos inculquen mentiras y patrañas.
El dinero, heredero de vejámenes y asesinatos, con el que el grupo Clarín paga a sus 'estrellas' alimenta y satisface el hambre material de tales periodistas.
Pero hay otro hambre.
El hambre espiritual.
A ese hambre, tipos como Morales solá, TNbaum y similares, lo sacian con su desprecio por todo lo que sea vindicativo de los derechos del soberano; lo sacian con toda su furia desatada por ver sus sitial cuestionado; lo sacian con con su rabia en fin a todo aquello que se parezca a aquél "aluvión zoológico" que mojó las patas en la fuente un siempre presente 17 de octubre. Porque ellos, las estrellas del establishment jamás aceptarán que el subsuelo de la patria se subleve y los desenmascare.
Saludos.

_Ariel_ dijo...

Julio, todo llega por suerte. Muchos negocios se les estan terminando al grupo, y las caidas en ventas son muy fuertes. Nada es eterno. Y mucho menos la aureola que se han puesto unos cuantos periodistas progres.

saludos