2/6/11

La ciudadana


La película más trascendente de la historia del cine mundial, Citizen Kane (conocida acá como El ciudadano) habla de un magnate de la prensa. Un millonario que no muere gritando “líderes, salven al mundo”. Apenas balbucea “rosebud”. Un humilde recuerdo de su infancia.

La vida de Charles Foster Kane (el ficticio), es decir, William Randolph Hearst (el real), sustenta el argumento de una película que le ganó al tiempo.

Uno la ve y comprueba que el cine moderno no ha inventado mucho durante décadas. Pero más allá de sus cualidades artísticas quiero ir a este punto: la historia que cuenta es atrapante. Y más en el punto: genera interés el derrotero de un gran empresario de los medios, a tal extremo que resulta eficaz para hacer que una película pase a la historia.

En Argentina, con un Poder Judicial investigando una presunta adopción ilegal de bebes sustraídos a personas asesinadas por cuestiones políticas, y derivados en adopción ilegal a la dueña del emporio mediático más importante de la región, tenemos un argumento que puede ser tan o más atrapante que la vida de Hearst. Su aporte a la historia sería, hoy, difícil de calcular. Pero convengamos algo: tiene todos los ingredientes, sólo falta un buen director, un buen guionista y un buen actor. El argumento está, y sería envidiable (por lo trágico pero sobre todo por lo real) para más de un cineasta yanqui.

El ruido político del día a día, a veces nos hace perder de vista o desvalorizar situaciones cuya impronta en la historia de una sociedad puede resultar más contundente de lo que se sospecha. No digo que el mundo cambie por su arbitrio; al fin y al cabo el planeta no fue otro por Hearst ni por Orson Wells. Digo que son situaciones que ameritan ríos de tinta y materia gris, y años de debates públicos. Y traspasada la vorágine de los “cambios de época”, una mirada hacia atrás les devuelve su lugar en la memoria histórica, valorando su huella en esos días de cambios. Pasa en las ciencias sociales. Pasa en el arte. Pasa en la política.

En eso estamos, viviendo meses que quieren ser históricos. La Cámara Nacional de Casación Penal avala una extracción forzosa de sangre de los hermanos hoy Noble, aunque limita el rango de muestras a cotejar. Las partes ya habían anticipado que si la decisión no les gustaba, apelarían. La demora en el proceso y este último fallo con olor a salomónico, no hacen más que profundizar las sospechas sobre el origen de los adoptados.

El silencio de periodistas que se han hecho famosos investigando temas complicados de la política nacional, también demuestra el nuevo posicionamiento que algunos adoptan ante los cambios de época. Sobre estos cambios y su consecuencia en los medios, hay un muy buen informe en la Zona Dura de Diario sobre Diarios.

Aunque no ponga en discusión la propiedad del mango de ninguna sartén, nada será igual si se comprueba, desde la formalidad judicial, que los hermanos Noble son hijos de desaparecidos entregados al poder mediático que solía poner la música con la que bailaban las dirigencias. Pero también, y por sobre todo, solía facilitar el acceso masivo a la información, el interés por la cultura y le educación, el debate y el entretenimiento, a buena parte de la clase media argentina.

El tema no integra la agenda no-kirchnerista, solamente por estar manchado por lo que, creen o dicen creer desde los principales medios, es una disputa política más de un grupo político que ha demostrado estar dispuesto a hacer saltar pus hasta en la propia piel. Sin embargo, creo que el kirchnerismo, a los ojos históricos, es sólo uno de los protagonistas. Importante, porque dejó hacer a la justicia y puso en boca de todos un tema históricamente tabú. Pero creo que lo supera. La novedad, si es avalada por la certeza fatal de los ADN, trascenderá todo tipo de fronteras.

Porque todos sabíamos que el tío Clarín volvía borracho a su casa algunas noches; que se había gastado algún ahorro en el casino. Pasa en las mejores familias. ¿Qué vamos a hacer cuando la poli nos diga que el tío violaba a los nenes del barrio?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

En el protagónico, Mirtha. Ni se va a enterar que es en contra de Ernestina. Para director no lo pongas a Pino, que par fin de año asume como Jefe de Gobierno. O presidente, nunca se sabe.

Ah, ¿cómo? ¿No era un proyecto de película? Qué ganas de hacerle perder el tiempo a la gente, che.

M.I.

_Ariel_ dijo...

Pedazo de argumento, no? Pero Pino director no, por favor. Hara lo imposible por borrar el aporte del kirchnerismo en la visibilidad del debate.

Peliculas van a sobrar, creo.
Eso si, no esperes que muchos medios las comenten, ni que te las recomiende Tenembaum una mañana.


saludos