Domingo, día de descanso para el pueblo; día de descanso y reflexión para el lector de diarios. El domingo, para la prensa escrita, nunca fue un día más. Es el día de sus mejores producciones, el día en que el diario viene más gordo. El día de las mejores plumas, al menos en los medios de tirada nacional. El día en que la tapa, para muchos medios gráficos, debe ser la más “cuidada”.
Pero cualquiera sea el día, no cualquier tema llega a tapa. Y casi nunca —aunque esto depende de los vaivenes y exigencias de las épocas— la tapa se produce respondiendo a un rigor estrictamente periodístico. Pero un domingo, menos que menos.
El diario La Arena, de Santa Rosa, “ha cometido una tapa”, justo un domingo. Por lo visto en los últimos tiempos en esas mismas páginas, no parece casualidad. Y tal vez no sea tema interesante para los amigos que visitan el blog, por ser del interior. Pero hay cositas para aprender, algo por confirmar, entonces uno quiere compartirlo.
Y está bueno analizarlo porque un mismo hecho político/periodístico alberga en sí mismo dos características contrapuestas: la sutileza, casi invisibilidad de la maniobra para el lector desprevenido, por un lado; y por otro el riesgo, la alevosía, o (si queremos conceder) el tremendo error conceptual en el tratamiento de la información en tapa.
En una ciudad donde el Partido Justicialista resolverá en internas cuál será su candidato a intendente, con dos pre-candidaturas —de un total de cuatro— con chances aceptables en esa disputa, habilitar la maniobra jurídica de un sector para voltear al otro con una tapa aparentemente informativa, es una jugada política fuerte. Porque una cosa es opinar y otra ofrecer la justificación discursiva a una jugada legal ideada desde un sector, exactamente el día antes que este acuda a los organismos correspondientes a tratar de voltear a su rival antes de competir.
“La presentación de avales fuera de hora complica a Cadorna”, no es título de tapa para un diario que quiere ser serio. Y no por lo de Cadorna, que es un invento mío para tratar de que los apellidos no nos condicionen el análisis, sino por la construcción de la frase que gobernará la tapa más leída del domingo pampeano.
A lo sumo, si se busca destacar en tapa (forzadamente, pero bueno, eso es un criterio) un tema cuya incidencia en la definición de listas es muy volátil, sabiendo que un buen título puede habilitar jugadas políticas, no se necesita adentrarse tanto en el barro. Sobre todo teniendo en cuenta que al otro día hay que volver a informar y lograr que se crea lo que se informe.
Con decir, en letras gigantes, si tanto place:
“Mongocho intentará impugnar a Cadorna por presentar tarde los avales” el título vale más periodísticamente, por ser políticamente equidistante. Y la noticia de la impugnación se lleva a título principal de tapa (si tal es el antojo político) sin necesidad de incinerarse.
Pero titulando, desde una pretendida neutralidad caída del cielo,
“La presentación de avales fuera de hora complica a Cadorna” se otorga un dudoso toque de objetividad a algo que es estrictamente político y, convengamos, ninguna rareza en el juego de las internas. Salvo, claro, si se pretende que esa habitualidad pase a ser determinante
esta vez.
El lector distraído lee el título y tiende a pensar:
“qué tonto Cadorna, seguro que lo impugnan”. Y al otro día, en efecto, viene Mongocho y lo impugna. Y el lector distraído piensa:
“Y claro, cae de maduro, si Cadorna presentó tarde los avales...” Operación Triunfo.
“El diario”, histórico rival de La Arena,
denunció en tapa la maniobra. Si la opereta fue un error conceptual, si es política editorial o jugarreta desde algún
“kiosco” de esos que suelen abundar dentro de las redacciones, nunca lo sabremos.
Y así, en el ida y vuelta entre la prensa y las estructuras partidarias, las operaciones terminan haciéndose evidentes y las militancias patalean. Y estos tiempos no son los de antes. Entonces, la neutralidad de aquel título, basada en una supuesta formalidad celestial de los organismos pertinentes (en este caso una junta electoral partidaria) queda "orsay". Aunque la tapa de aquél domingo no lo quiera, la cosa era simple política. Como debe ser:
Alguna vez destacamos acá la actitud de La Arena en otros temas, como la ley de medios y su renuncia a ADEPA, o bancarse alguna apretada publicitaria desde comercios ligados al agro, por su posición en el conflicto por la renta sojera. Pero últimamente se nota demasiado, especialmente en temas locales, una innecesaria pedantería y camorreo, enmarañado entre las idas y vueltas de las acciones de unos políticos, y un alevoso silencio en agachadas de otros.
Tal vez —y sólo es una conjetura— el hecho de que aparezcan nuevas formas de acceso a la información, haga que algunos medios históricamente acostumbrados a imponer agenda sientan la necesidad de darle una vuelta de rosca más a sus impulsos, cuando ven que la opinión y el debate del día no bailan tanto con su música como en otras épocas. Es lo que le sucede a Clarín y otros grandes medios gráficos:
la pérdida de eficacia los torna más agresivos, más jugados y menos contemplativos en el día a día.Creo que en el caso de La Pampa es menos evidente, tal vez sea muy pronto aún para ver una diversificación de la agenda: La Arena sigue poniendo la música, aunque aparecen nuevas voces.
En fin. Todos juegan, es verdad. Pero entre jugar legítimamente y copiar lo peor de Clarín, hay una distancia tan grande, y a la vez tan sutil, como la que existe entre opinar y operar.
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