Es decir, supongamos que el 14 de agosto el kirchnerismo araña los 40 puntos (desde arriba o desde abajo) y el segundo (¿Duhalde?) sorprende con un arrime superior a lo que señalan las encuestas. La oposición (dirigentes políticos y medios) va a salir, con lógica, a plantear un escenario de segunda vuelta, fogoneando el rejunte detrás del segundo.
La pregunta, teniendo en cuenta que el escenario de segunda vuelta puede adelantarse a la primera, de octubre, es la siguiente: ¿Agosto beneficia al segundo que arrimó el bochín o potenciará la polarización en dos fuerzas, con la consecuente suba en el caudal de votos hacia CFK, ante la incertidumbre que puede provocar en la sociedad el crecimiento de cualquiera de los mamarrachos que la escoltan?
Porque si es así, si se da esta segunda posibilidad, ¿habrá que aguantar las primeras dos semanas de verdugueo de la oposición después del 14 de agosto para, a partir de setiembre, volver al contexto del primer cuatimestre de este año, con CFK creciendo?
Pregunto esto porque veo que algunos analistas se ceban con los últimos resultados, pronosticando un "tiro por la culata" en la implementación de las PASO. Y no parece tan lineal el asunto.
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