1/6/10

Volvé, Mitre


En Tirando al medio, el blog de Gerardo Fernández, se levanta una entrevista de El club de la política a Víctor Hugo Morales; en una parte el uruguayo le aclara a su interlocutor que en realidad los medios no se han politizado ahora sino que siempre han tenido su posicionamiento ideológico, que eso no es lo grave y que lo malo es la defensa de intereses ajenos a la profesión, se ejerza desde la visión que se ejerza.

Creo que es cierto, pero no. Me parece que hay un error histórico en esa concepción de VHM. Se queda rengo. La característica histórica que los medios han perdido (en beneficio de intereses económicos y en perjuicio del oficio) no es solamente la legítima opinión política sino la legítima propiedad política.

O sea (dijo Minguito): lo que más debemos lamentar como sociedad en este tema es el divorcio que se dio entre los movimientos políticos y la propiedad de los medios.

Los medios nacieron desde grupos con real interés en ejercer influencia en la opinión sobre los asuntos públicos. Hablando en criollo: aunque nos provoque cosquilleos y en las escuelas nos enseñen lo contrario, el oficio periodístico es hijo bastardo de los movimientos políticos, y la política perdió cuando el oficio empezó a hacerse profesión bajo el paradigma de un pensamiento mundial que lo normalizó y estructuró, de acuerdo a reglas y métodos que no eran nuestra necesidad.

El alejamiento formal de los sectores políticos de la estructura de los medios, fue una condición necesaria para la llegada de los empresarios, y con ellos, los intereses ajenos a la profesión y a varias cosas más.

Moreno, Mitre, pero también los anarquistas, los socialistas, eran parte de una sociedad que ponía en juego sus ideas en las tribunas de doctrina (con perdón de la referencia) que vinieron a complementar las asambleas y demás instancias de debate. Al fin y al cabo, los tabloides eran nada más que tecnología al servicio de las luchas políticas.

En otro post, recordaba las familias propietarias. Esas familias en general tenían fuerte relación con movimientos políticos. Radicales, socialistas o conservadores con plata. Pero lo importante para la historia no era su condición de familias con plata sino su identidad política.

Pero estas tribunas, lamentablemente, fueron reemplazadas. Bajo el paradigma de una supuesta necesidad del ciudadano de crear un “periodismo independiente”, la propiedad de los medios se fue llenando de sociedades anónimas, como si el simple hecho de que, si a estas no les importaba nada más que hacer dinero, teníamos garantizada la libertad de información y debate. De eso se encargarían los profesionales. La historia de las últimas décadas nos abofeteó con un diario enrollado para matar moscas.

Los movimientos se fueron alejando de los medios, y al llegar los empresarios con su verso de libertad de prensa y periodismo independiente (independiente de “la política”, esa cosa que jode al ciudadano que quiere informarse), los partidos pasaron a ser convidados de piedra en los debates. Es decir, en las agendas. Y nosotros sólo podemos votar partidos, no sociedades anónimas.

Por eso, retomando lo de Víctor Hugo, pienso que lo que dice está bien, pero no. Lo bueno no es que vuelva la sincera opinión política de parte de los medios, limpia de intereses ajenos a la profesión; lo bueno sería que vuelvan los movimientos políticos a la propiedad de los medios. Cualesquiera sean estos: partidos, sindicatos, Bergoglio TV, todo el que quiera interpelar a la sociedad sin hacerse el desinteresado. El asunto tiene sus riesgos, pero no hay por qué tenerle miedo; al contrario, hay que temerle (la historia nos lo enseñó) al declamado desinterés por las interpelaciones desde la no política. Cualquier cosa que venga de ese lado es contraria a lo popular, a lo regional, a lo que nos compete como votantes.

Que vuelvan los Mitre, así al menos sabemos a quién putear.

3 comentarios:

Prometeo dijo...

Yo también regalo el mundial si sale la ley de medios.

_Ariel_ dijo...

mira si salen las dos...

Anónimo dijo...

Si salen las 2 seguro tenemos 4 años mas de "populismo estatizante"

Pablo de Córdoba