17/5/10

Invertir en agendas


Me quedé pensando en los 10 millones de dólares que el presidente de Chile, Sebastián Piñera, "resignó" al no querer venderle Chilevisión al grupo Clarín para no tener problemas con el gobierno argentino. En una decisión que parece lógica, el empresario presidente optó por venderle su canal a un grupo inversor de su país que había ofrecido unos 10 palitos vedes menos que Clarín.

Pensé lo siguiente: son nada menos que 10 millones de dólares, una cifra que tal vez se pierda en los montos totales que suelen manejarse en transacciones similares entre los grupos multimedia. Pero vamos a darle a esos 10 palos (en realidad a cualesquiera “10 millones de dólares”) la importancia política que podría llegar a tener en un país democrático.

Supongamos que yo soy un gran empresario que puedo resignar tranquilamente 10 palos verdes; digamos que, perdidos por perdidos, los resigno (los tiro) pero de otra manera: elijo a 5 periodistas de Buenos Aires, con influencia en el espectro radiofónico diario: Tenembaum, Magdalena, El Nelson, Chiche y Gonzalez Oro, por mencionar cinco.
A cada uno le pago por mes unos 150 mil pesos de sueldo, como para que no sientan cosquilleos extraños. En un año, cada sueldo representaría para mí un gasto de 1.800.000 pesos, unos 450 mil dólares por cabeza. Como son cinco, mi gasto total anual serían unos U$SS 2.250.000.
A los 10 millones de dólares que decidí “tirar” pagando sueldos de algunos de los periodistas más famosos, los gasto en 4 años.

A ver si dimensionamos el asunto: durante más de cuatro años tuve un relativo control de toda o gran parte de la agenda radial: si no logré que hablaran bien de mí (son independientes, che!!!), al menos logré no ser parte de sus debates diarios o me garanticé el desinterés total en tratar temas que rocen mi nombre o mi actividad. Y si yo, como gran empresario, intento o logro influir tranquilo en medidas económicas de un gobierno, presionando y haciendo lobbie sin que periodistas jetones me llamen por teléfono para hacerme preguntas al respecto, digamos que los 10 millones a cinco años están bien invertidos. Y pensar que los iba a resignar… mirá para todo lo que me sirvieron.

Pero no seamos jodidos, hagamos el ejercicio de eliminar nombres y despersonalizar el asunto. Yo no soy un empresario, sino la clase empresarial. Y los periodistas no son los mencionados, sino los más famosos y recontrahonestos, sean cuales sean. Y no les pago el sueldo, sino simplemente me dedico a hacer publicidades en sus medios o invierto en acciones de los grupos propietarios. Pero lo hago como Dios manda, con buena plata. Ni hago avisitos pedorros ni compro 40 acciones.

Es imposible negarse a pagar sueldos impresionantes en los grandes medios. Nunca es mucha la plata que se le puede pagar a un periodista que logre, de las mejores o las peores maneras estar entre los más escuchados o leídos.

Por esta inyección de dinero también es imposible ver a medios hinchando las guindas día y noche con la necesidad de aumentar el gasto público para evitar que haya pobres; o columnistas insoportables apretando a los políticos con aumentos de sueldos generalizados; o algún gobernador con miedo de no aparecer más en un diario porque su dueño le dio a entender que lo bajaría de sus páginas si no compra tomógrafos para todos los hospitales públicos.

Los periodistas famosos serán caros, pero la agenda es barata y redituable. Sobre todo, tendiendo en cuenta que se paga entre varios.

2 comentarios:

Matías Sapegno dijo...

No entendí.

_Ariel_ dijo...

Lamento no haber sido claro Matias. Simplemente lo que queria decir es que el flujo de dinero en publicidad e inversiones en medios garantiza una agenda y no otra.

Y que en ese mundo de inversiones, lo que los medios pagan por periodistas (cifras que son increiblemente altas) en realidad no es gran cosa, teniendo en cuenta el capital que manejan y los beneficios de controlar agenda.

Claro que a veces, la gente puede mas. Pero esto no era lo habitual.

Saludos