27/2/09

La extravagancia de contestar


Cuando no es una "extravagancia", contestarle a la Inmaculada Prensa Argentina constituye un acto de apriete. Palos porque te callás, palos porque respondés. Estos del Indec son unos insolentes, che.
Lo más extravagantemente peligroso para la pluralidad de opiniones hoy por hoy, es el periodismo argentino, entendido como lo entienden sus dueños.

20/2/09

Crece la colección y no para de crecer

El manosanta del periodismo argentino, el omnipresente Nelson Castro (tiene la extraña facultad corporal de estar presente en las conversaciones más jugosas del poder) , se ha repuesto del desaire que le hizo la AM Del Plata, y renueva su difusión de voces fantasmales en su habitual santuario de Perfil , que aburrida pero meticulosamente coleccionamos en este blog:

“Lo que pasa es que uno se mata arreglando todas estas cosas y después viene Cristina y, con sus actitudes, echa todo a perder”, confesaba una fuente cercana a la embajada argentina en Madrid...

“Si usted ve la foto de la cena de gala, la cara de la reina Sofía lo dice todo” completaba un asistente que reconoció que en esa noche se respiraba un aire de inconfundible incomodidad...


...Por ejemplo, después de cada discurso, ella preguntaba cómo había estado y todo ese entorno le respondía con elogios de una desmesura increíble”, narraba alguien que formó parte de la comitiva que acompañó a la Presidenta por su más bien desangelada travesía madrileña.
..

“Lo que pasa que es que Cobos quería hacer un uso político de la situación porque la ayuda ya la llevaban Randazzo y Massa”, argumentan desde el Gobierno. “¿Y Cristina, no?”, le responden desde sectores de la otrora concertación plural singular que supo encabezar Néstor Kirchner...

Como dijo un castigado habitante de la zona que perdió todo: “La escucho decir a la Presidenta que el gobierno de su marido y el de ella son los que más escuelas y que sé yo cuántas cosas más han hecho, pero de todo eso aquí no nos llegó casi nada”...


Los Cazafantasmas

Por suerte, el censurado dotor tiene gente seria que se preocupa por defender sus espaldas, por si la Prensa Independiente no bastara:

19/2/09

Discurso de un periodista sin auto


"Queridos amigos:

Les pido anticipadamente perdón porque lo que les voy a decir es apenas la visión, el análisis humilde y sencillo de un reportero de 38 años – más de la mitad dedicados al periodismo - que no tiene coche ni licencia de conducir y que, a diario, tiene que caminar un buen par de kilómetros, utilizar el bus y el taxi.

De esa manera y sin más pretensiones, intenta pasar una buena parte de su tiempo buscando las palabras de la gente de la calle, comprender sus sueños y frustraciones, o intentando escuchar lo que sienten y dicen las voces silenciosas -o silenciadas- de nuestras sociedades.

Gente para quien la libertad de expresión tiene, a veces, un único significado: pueden expresarse y contar sus historias libremente. Pero esas historias tienen, muchas veces, poca o ninguna expresión en los medios, abarrotados del consumismo y la farándula de nuestras sociedades.

Por otra cosa, pido anticipadamente perdón: lo que voy a decir es, sobretodo, la visión condicionada y limitada de un europeo.

De un europeo y portugués que no tiene la arrogancia ni la pretensión de dar clases de democracia, libertad, participación cívica y convivencia a los países de Latinoamérica que, con sus logros y fracasos, tienen muchas más cosas que enseñarnos que nosotros a ellos.

Muchas veces los miramos solo para caricaturizarlos, ridiculizarlos, hablar de sus golpes de estado, tragedias humanitarias y debilidad de sus instituciones, cuando a lo mejor deberíamos mirarnos al espejo.

Entre Julio y Agosto de 1936, el periodista estadounidense James Agee y el fotógrafo Walker Evans han convivido con tres familias de trabajadores rurales de los campos de algodón del sur de los Estados Unidos.

El objetivo era relatar las condiciones de vida – absolutamente miserables – de los trabajadores del campo en la época de la Gran Depresión. El texto y las fotos que produjeron fueron rechazados por la revista que, un tiempo antes, había comprado el artículo. El artículo no fue publicado.

Pero, de todo el trabajo de los reporteros nació un libro llamado “Elogiemos ahora a hombres famosos”. Un titulo cargado de simbolismo que destacaba la importancia de los que, en esa época, intentaban sobrevivir con honor y dignidad, al mismo tiempo que se convertían en testimonio vivo de un periodo de desesperanza.

En un momento en que esa misma crisis no tiene una fecha de finalización, es nuestra obligación cuestionarnos cuantos de esos hombres famosos han merecido, de nuestra parte, la atención debida.

En un momento en que esa misma crisis tiene graves consecuencias para el futuro de los medios de comunicación y su independencia, es necesario reflexionar si estamos haciendo todo lo que deberíamos por un periodismo con responsabilidad social capaz de entender, incluso de anticipar y prevenir los cambios sociales, políticos y económicos.

En un momento en que los medios pueden, en el intento de sobrevivir, tornarse más dóciles con el poder político y económico y ser complacientes con los poderes que intentan limitar la libertad de expresión, creo que algunos directivos y administradores de la prensa – e incluso algunos periodistas - tienen que cuestionarse si no estuvieron demasiado cerca de algunos poderes.

Demasiado tiempo bailando y coqueteando con algunos de esos importantes personajes que nos han llevado a todos al abismo.

Creo que ha llegado el tiempo de hacer alguna autocrítica.

La culpa del grave momento que estamos viviendo no es solo culpa de los poderes en relación a los cuales no ha existido la transparencia y la regulación que debería.

Nosotros, desde la prensa, fuimos cómplices del sistema.

Se han dado demasiados titulares, portadas, autoridad y protagonismo a algunas figuras que sólo estaban intentando disfrutar y emborracharse en la hoguera de las vanidades.

¿Quién promovió tantas y tantas veces los mitos empresariales y políticos, la incompetencia e irresponsabilidad doctorada?

¿Quién lanzó muchas veces a nuestros ciudadanos en los brazos perversos de la moda, de la pose, de la superficialidad y de la alienación?

¿Quién fue tantas veces cómplice del insulto y diabolización del papel del Estado y de los poderes públicos?

¿Quién trató a los mercados financieros y a la iniciativa privada como el paraíso en la tierra?

¿Quién promovió personajes que no tenían ni una sola idea de responsabilidad colectiva?

¿Quién no fue tan vigilante como debería en relación a los desbandes de los poderes y la manipulación de sus asesores y voceros?

¿Estamos reportando las indignidades que el sistema reproduce en el mundo, en nuestra ciudad, en nuestras calles? o, por el contrario, ¿estaremos apenas cumpliendo la función de difusores pasivos de intereses políticos y económicos a escala global?

De diversas formas, la prensa fue el reflejo de sus sociedades (y hablo, en este caso, de la prensa europea, portuguesa incluso). Sociedades anestesiadas, pasivas, poco participativas, y más interesadas en un bienestar aparente y una prensa sin visión de futuro, sin preocupaciones con lo colectivo y sin preocupaciones con una mayoría silenciosa que, en nuestros países, siente en este momento que le hace falta algo relacionado con los valores comunes a una sociedad, a la ética y a una cierta moral en el ejercicio del poder.

Al mismo tiempo, y después de un periodo en que fuimos igualmente cómplices de una especie de intoxicación lingüística, creo que por lo menos se ha abierto una puerta para que se desarrolle una nueva gramática de la decencia, de la ética, del papel del Estado, de la prensa, de la ciudadanía, de los valores colectivos en una sociedad. Y en eso todos estamos implicados.

Edward Murrow, el histórico periodista de CBS que enfrentó el McCarthismo y fue retratado en la película de George Clooney, “Good Night and Good Luck”, decía que “para progresar, es necesario mirar atrás”.

Y eso implica intentar un regreso a la pureza de las palabras, desnudándolas de uniformes y retóricas. Precisamos devolver a las palabras su valor real. Luchar para que ellas traduzcan lo que efectivamente quieren decir.

Tenemos que cuidar la integridad de las palabras y de su traducción en la práctica como último reducto de un pensamiento crítico, independiente y libre.

De la recuperación de esos valores depende no sólo el futuro del periodismo, sino también la integridad de los valores, de los seres humanos, de nuestras sociedades y de nuestros gobernantes. “Este oficio no es para cínicos”, decía Kapuscinski, ese gran periodista polaco.

Con notables excepciones, hubo por demasiado tiempo McPeriodismo, periodismo low-cost, barato, despreocupado de su papel social, despreocupado de sobresaltos cívicos. “Las noticias no son bienes de consumo”, decía hace mas de 50 años, Edward Murrow, anticipando las consecuencias de la mercantilización del periodismo para nuestras sociedades.

Un periodismo de vista corta, leve, superficial es peligroso para la construcción de una sociedad que se desea libre, responsable, exigente, contrastante y madura.

Hacer periodismo no puede ser la forma mas rápida de ser famoso, de tener coche, tarjeta de crédito y pagar la casa. Tiene que ser un ejercicio constante de memoria vivida y adquirida, de responsabilidad, de credibilidad.

El periodista no puede cambiar el mundo, lo sé. Pero sigo pensando que es nuestro deber intentar escribir como si eso fuera posible. Y para eso, no basta ser libre. Es necesario tener coraje.

Si no nos cuidamos de lo que leemos, escribimos y transmitimos estaremos contribuyendo para que se cumpla, sin vuelta atrás, una vieja sentencia de un escritor portugués llamado Mário de Carvalho: “Un periodismo perro va a merecer un mundo perro”.

Discurso del periodista portugués Miguel Carvalho, "pronunciado ante propietarios y ejecutivos de medios de Europa y Latinoamérica". Publicado en Zona Dura de "Diario sobre Diarios"

16/2/09

Los otros ángeles de Duhalde


Para envidia de muchos dirigentes, el ex presidente Eduardo Duhalde cuenta, sin ejercer ningún cargo público y sin candidatearse, con un medio grande como La Nación, que le hace las veces de usina propaladora de sus pensamientos y movimientos políticos.

Conmueve observar las fotos de estadista mirando más allá del horizonte, pensando el destino de un país que necesita de sus palabras (al menos eso entiende La Nación) como si fuera una fallida reencarnación del mismísimo Pocho o un impresentable clon hablador de Fidel.


¿Quien alimenta a quién? Poco importa. Ambos (La Nación y Duhalde) se necesitan, y juegan su rol en los procesos políticos. Y ambos son muestras de lo que tenemos. Una corporación empresarial que se ha apropiado de los medios, de unos cuantos dirigentes y de unos cuantos periodistas, para hacer política en el día a día.


Podría pensarse que no hay nada nuevo bajo el sol. Para mí es un error. O al menos no pierdo la capacidad de asombro e indignación. El advenimiento de gobiernos democráticos que disputan desde la política espacios de decisión a las corporaciones (algunos más, otros menos, pero ahí están) ha obligado a dejar para mejores tiempos los buenos modales de la prensa seria. Los medios están sacados. Están loquitos y apelando a cualquier barbaridad (y a cualquier dirigente) para operar.



Empresarios y periodistas están dando un espectáculo lamentable en América Latina. Los titulares leídos anoche en Radio Continental, informando descaradamente sobre la "perpetuidad en el poder" de Chávez en sus resúmenes de noticias, no nos dicen nada nuevo de los empresarios.


Pero recibirse de periodista para convertirse en el forro útil de una solapada guerra de poderes entre la política y las corporaciones, y en esa lucha sentarse delante de un micrófono o una pc a dar cátedra de buen comportamiento institucional a nuestros dirigentes y la sociedad, escondiendo los verdaderos intereses que le mueven la lengua, es un camino lastimoso y mediocre. Bien forrado, eso sí.

13/2/09

Desalojo



Esta imagen está relacionada con la última entrada (sobre la teoría ninja) que subí antes de un viaje a Jujuy*.

Es la foto ganadora del "World Press Photo". Como dice la info, "se ve a un policía apuntando con un revólver a una puerta para asegurarse de que la casa está vacía, en medio de objetos desperdigados por el suelo que abandonaron los propietarios de la vivienda antes de irse por no poder pagar la hipoteca."

Están muy buenas también la del brasileño Luiz Vasconcelos (también relacionada con desalojos) y la del argentino Walter Astrada. Hay una galería acá, en La Nación.

*Al margen: fui a la Quebrada de Humahuaca a ver paisaje y me econtré con que lo mejor que tiene es la gente. Un ejemplo para tanto medio pelo de lengua fácil que suele verse por la tele.
Primero hay que bancarse unos cuantos kilómetros de soja llorona, y luego viene lo mejor: la gente que labura sin lloriquear y que festeja para agradecer. No por casualidad muchos trovadores populares, se inspiran allí (Gieco, la negra Sosa, etc.). Habría que promover algunos viajes educativos para mucho clasemediero que se cree el ombligo del mundo y detiene a un país porque no le gustan los impuestos a las exportaciones.