Hubo una época en que utilizar la expresión “off the record”
sumaba un plus a una nota o una investigación. La hacía más atractiva, por
el tufillo a “rumor”, “secreto” y hasta “traición” que emanaba.
Si algo nos enseñó el periodista Nelson Castro, el
Abominable Hombre de las Fuentes Inventadas, es que el Off de récord no necesita ser real y puede ser utilizado en vano a razón de
4 o 5 veces por nota escrita. El off ya no seduce a nadie.
Pero Lanata , el más creativo de los empresarios periodísticos,
el que abre puertas que a veces tiene que cerrar en forma traumática, volvió a
hacer de las suyas. Es decir, volvió a darle una vuelta de tuerca al negocio de los offs.
Esta vez fue la utilización del recurso de una cámara oculta
acordada. Una especie de off filmado y firmado. Pero con muchas ventajas con
respecto al obsoleto “off the record”.
En primer lugar, es televisivo. Es decir, multimedia. Es
atractivo al espectador del siglo XXI, sediento de imágenes móviles con audio.
Su atracción es mayor porque encierra algo de voyerismo. Uno
mira, a escondidas, a un tipo que está diciendo algo que alguien nos anticipó
que es importante. Lo miramos y él “no sabe” que se lo mira. Al menos, eso es lo que nosotros creemos.
Y, como el off, esa camarita nos muestra una fuente de información que judicialmente no tiene relevancia. El periodista creció en su
oficio sabiendo que nadie, ni Dios, podía obligarlo a develar la identidad de
una fuente. La Cámara Oculta Pactada tiene la misma ventaja: judicialmente
no sirve, por varios motivos. La gente de Canal 13 lo sabe bien, por Telenoche.
Por eso Fariña, el domingo y de esa manera. Si Lanata quiere negocio,
circo (que es todo lo que siempre quiso, mucho más que voltear gobierno
alguno) ¿cómo no va a abrir esa puerta?.
Entre filmar un invitado en el estudio desparramando denuncias
al voleo, cuyo testimonio puede ser utilizado por la justicia e incluso en su
contra, y acordar con ese entrevistado una filmación a escondidas para que diga
las mismas barbaridades sin necesidad de rigor alguno, sin valor judicial y,
encima, con las ventajas antes mencionadas… la elección, en un tipo como
Lanata, es obvia.
No sé si se viene una onda de cámaras ocultas pactadas, pero
la técnica está probada. Política y comercialmente (creo que mucho más esto último) es un acierto.
En el cielo del nuevo periodismo hay un cartel que dice “Bienvenidos”.
Hace años que el que quiere abrir esa puerta es Lanata. Siempre intentando caminar un paso adelante; pero siempre le faltó poder, y aun así más de una vez le ha
revuelto las tripas a varios.
Imaginatelo con Clarín detrás. Bah, no te lo imagines. Ya
está. Desbocado, con guita, estructura e impunidad. Lo que siempre quiso.