31/7/10

El intolerante de la bicicleta


Haciendo gala de un lenguaje plural, democrático y contemporizador, como corresponde a su lugar de representación institucional y como suele reclamarse desde su fuerza política, el diputado nacional Fernando Iglesias, nos informa por Twitter sobre sus recreos sabatinos:


27/7/10

La radio en el cementerio


Tal vez le suceda a muchos. Cuando uno va a la ferretería a comprar algo, se queda mirando los artículos que se exhiben para seducir a los hombres que compramos herramientas consideradas necesarias en la eternidad de un segundo, y luego utilizadas cada muerte de obispo. Pero es así, uno mira esas porquerías chinas con ojos de pibe en juguetería.

Tal vez por esa distracción que provoca tal curiosidad, le pregunté a la señora mayor que atendía, sin prestarle demasiada atención a su respuesta, por la única marca de pilas que parecía tener disponible. Sólo advertí unos segundos después que me dijo algo así como: “Son buenas. Duran un mes, según me dice siempre Zorzi, que las usa en la radio que lleva al cementerio. Usándolas casi todo el día, las pilas duran un mes, más o menos. Llévelas tranquilo”.

Cuando caí, dejé de mirar los pelacables estrambóticos y le pregunté, menos con palabras que con los ojos: “¿Cómo es eso del cementerio?”. Noté que la señora, con quien nos conocemos mostrador de por medio, no lamentó la confidencia pero sí se incomodó.

“El señor Zorzi ¿lo conoce?, es del barrio, va todos los días al cementerio con una radio. Va temprano, a las 7, 8… prende la radio y la deja todo el día sobre la tumba de su hijo. A la noche vuelve a buscarla.”


Me quedé en silencio, imaginando al padre y su dolorosa rutina.

“El hijo de Zorzi se suicidó hace unos años, era adolescente”,
continuó la señora. “Al chico le gustaba mucho la música, me dijo una vez el hombre. Por eso le lleva la radio todos los días y se la prende en una FM, para que tenga música todo el día. Se ve que el pobre no ha podido superar el dolor o la culpa”.

Dije algunas palabras de ocasión, estaba tocado por el dolor de un extraño. La señora de la ferretería también, pero es casi anciana y está más curtida para seguir: “Es más común de lo que usted piensa. Yo tengo a mis padres en el cementerio de Winifreda. Cada tanto voy a limpiar un poco, poner algunas flores. Y siempre veo sobre una tumba cercana (mencionó un apellido rusoalemán) unas galletitas y una botella de gaseosa. Todas las tardes las cambian. A la nena de esa familia le gustaban mucho”.

No compré las pilas. Habré llevado alguna otra porquería, de esas que se usan cuando un obispo se muda a la Quinta del Ñato, un lugar donde algunos juegan partidas imposibles.

23/7/10

Fuera de contexto



Un blog conservador norteamericano publicó la parte de un video donde una funcionaria negra parecía tener una postura "racista, pero al revés", onda que los reaccionarios blancos de USA vienen agitando desde que asumió Obama.

Leemos (e invitamos a leer la info completa) en BBC Mundo: "La indignación se apoderó no sólo de los blancos "discriminados", sino de los jefes de Sherrod y hasta la NAACP, la organización más antigua del país para la defensa de los derechos de las minorías.

Pero ni Breitbart, ni Fox mostraron todo el video, ni el Departamento de Agricultura ni la NAACP se molestaron en revisar todo el material."

La blogósfera conserva yanqui, hace de las suyas. Y la FOX le sigue el ritmo.

18/7/10

Aguante Klarín





¿Quién dijo que Clarín es de "la contra"???
A la final tiene razón el compañero Tenembaum, tiene.
Clarín es lo más. Y los del iEco están todos afiliados. Posta.

17/7/10

Los recursos de Chiche




Uno de los discursos más pedorros que se escucharon en el Senado por el tratamiento del matrimonio igualitario fue el de Hilda "Chiche" Duhalde. No voy a decir que esperaba demasiado de la senadora, pero de alguien que siempre ha pretendido jugar más o menos fuerte en política, uno espera que afine un poco la puntería, que aceite su muñeca... No se... algo más de sustento, de agilidad para el debate si ves que se pone espeso. Te está viendo mucha gente, sos senadora... un poquito de esfuerzo en la careteada aunque sea...

Pero no "esto":

“Gracias señor presidente, yo iba a encarar el tema desde el punto de vista del orden natural. Ahora, el senador Torres ha desbaratado mi teoría.”

“Mientras nosotros tratamos de hablar de este tema, afuera un grupo de mujeres que estaba rezando el rosario, era atacado con huevos por la intolerancia”

“Las leyes son construcciones culturales… ¿por qué no tenemos aceptada la poligamia, por qué no aceptamos el adulterio?, si es en son de aceptar, aceptemos lo que venga.”


“Ahora, en aras de preocuparnos por la discriminación, por qué no nos preocupamos por toda la gente que está durmiendo por acá alrededor; hay una señora con un niñito que no he logrado poder sacarla de ahí. Nadie los atiende. Con estos días de frío están durmiendo ahí.”

Muy fácil, tan fácil que cualquier banana puede recurrir a esos recursos. Uno escucha estas cosas y se pregunta: ¿el cabezón hace política con esto?

16/7/10

Todo bien con Apple, eh



Enternece la benevolencia con que grandes medios tratan a Apple. Están enamorados de esa empresa. Cualquier cosa que haga Steve Jobs, va con fotito y todo. Su imagen de eterno adolescente que no puede cagarte en nada porque se viste como vos, es reproducida por la prensa con la mejor onda.

No utilizan esa suavidad con todos. Los lectores de los diarios tienen prohibido sentir afecto por los políticos, pero pueden permitirse sentirse "amigotes" de ciertos empresarios. Solidaridad periodística de los medios con las grandes empresas, aunque se manden macanas de vez en cuando. Pero nuestros anunciantes son tus amigos, y no son perfectos, son como vos.

Lindo título amigable para ayudar a un producto:


¿Titularían así?: "El intendente explica a los vecinos cómo esquivar baches"
. ¿Un medio se permitiría semejante título?

También es amigable la redacción de la nota:

"Steve Jobs, tan alejado de apariciones y declaraciones públicas, envió esta vez un correo a su público para explicar que los seguidores de Apple agarran mal el móvil y que, si no corrigen su anomalía, lo mejor es que se compren una funda protectora para el iPhone, que, por descontado, no tiene ningún defecto de diseño.

El presunto fallo no ha menguado el éxito de ventas que, en un 70 por ciento de los casos, provenía de un público que ya tenía el anterior modelo de iPhone, lo que una vez más prueba la fidelidad de la gente a la marca Apple en un mundo como el de la telefonía donde es frecuente el cambio de marcas."


Pero el tiempo pasa y Steve Jobs admite errores, después de haber dicho semanas atrás que era la gente quien los cometía. El problema no es ese, el problema es que los medios le creen más a las empresas que a los clientes. Y eso se reproduce en otros aspectos de la vida pública.


Los medios y la gilada

El ámbito de informaciones, opiniones y operaciones políticas que tradicionalmente conocíamos como “prensa argentina” (por ponerle un nombre que ahora lo identifique fácilmente) está sufriendo un cambio de época que dispara análisis desde distintas miradas. Sobre algunas ya hemos opinado, sobre otras no.

La mirada más importante es –quizás siempre lo es, pero sólo quizás— cualquiera que apunte a la estructura del sistema de medios, todo lo que tiene que ver con el negocio. Al fin y al cabo, el “coso ese” del que hablamos está formado por empresas, que hacen negocios con la información y no con repuestos de camionetas.

Pero hay otro costado que es importante: el de la legitimidad, que es hija de la credibilidad, y no se si será el cimiento de las estructuras del negocio pero seguro forma sus firmes columnas, las que le pueden permitir crecer sin desmoronar.

Y eso es lo más lindo para analizar desde la óptica de las personas que gustan de la política y su relación con los medios. Porque está pasando que los grandes medios que han participado en los armados políticos o influido en las gestiones públicas, le están hablando, por primera vez, a la gilada. Y esto, con perdón de la gilada, a estos medios no les gusta. Lo detestan. Pero otra no les está quedando, parece.

Los que antes formaban opinión en esa niña bonita e histérica que siempre fueron los sectores sociales medios –sectores de intelecto ágil, aceitado, interesado en los asuntos públicos y por ende amigable a esa jugada de pocker tras la cual terminaban siendo amigos con el medio, otorgando así la legitimidad para la presencia e influencia del producto en la vida nacional— van mutando, contra su voluntad, los interlocutores. Que también votan, es verdad, pero los miembros de la gilada no son de jugar cartas en partidas a las que hoy son convocados y desoyen, porque nunca lo han hecho, no saben nada de ese pocker ni les interesa. Por eso se les grita. Por eso los titulares no ahorran munición gruesa, olvidando incluso varios consejos de sus propios manuales de estilo, redactados en pos de la legitimidad, antes que la rentabilidad. Manuales redactados para la niña bonita, no para la gilada.

La gilada, para los medios, es fofa, no los obliga a avanzar, no les pide rigor. Sólo (y no es poco, pero no alcanza) consume sus productos.

La Nación, Clarín, Perfil, Página/12, TN, casi todos los que gustan agendar celulares cortesanos, siempre se han peleado por lo mejor. Nunca por la gilada, porque ésta tal vez permita dividendos rápidos pero no sirve para jugar las partidas que más necesitan jugar.

La expresión más tétrica de esta mutación la está protagonizando Clarín, es obvio. Ese diario fue el gran experto en la relación masividad/calidad que siempre estableció con sus interlocutores. En sus páginas abrevaban el burrero, el kiosquero, el empresario nacional y el dueño del número del celular agendado, porque así jugaba el diario. Por sus redacciones han pasado profesionales excelentes. Por sus oficinas, piratas brillantes. La simbiosis entre ambos aspectos no es algo de lo que puedan jactarse varios medios.

Pero decía que están perdiendo interlocutores a mansalva, y se caen del costado que más se cuidó durante años (recordemos los manuales de estilo, los discursos de los jefes, los regalitos de fin de año, los convenios con universidades, las maestrías, las pasantías, las épicas del periodismo de investigación), ese costado que le permitía jugar el juego que más le gusta a tipos como Magnetto, Escribano, el finado Ramos, Fontevecchia y los que cada uno conocemos en nuestras provincias.

La niña más bonita e inteligente, la que todos los que gustan de armados y desarmados políticos quieren chamullar, se va con otro. Pero ojo, que tal vez no elija a ninguno de los viejos chotos y mentirosos que le silban.

Si esto cambiará algo la forma en que se hace política, se ganan elecciones o se gobierna en el país, no lo sé. Pero que cambia las relaciones con los medios, seguro. Y por lo tanto, algo más deberá cambiar, aunque no se trate de un efecto dominó.

Todos se quedan sin lo mejor. (Y valga la aclaración: “si lo mejor es un polo, no es el polo de lo peor”, decía Almafuerte.)

Bueno, ya era hora que la mina se les piantara.

14/7/10

La gran estafa


Que no se nos pase esta información, en medio de tanto debate por otros temas. Página12 publica hoy que los peritos oficiales y los de los hijos adoptados/apropiados por Ernestina Herrera de Noble, coincidieron ayer en señalar que la contaminación de las muestras de ADN recogidas por el Banco Nacional de Datos Genéticos, fue ANTES del procedimiento judicial.

Los peritos genetistas de Marcela y Felipe, además de reconocer la seriedad con que actuó el BNDG (detalle que deberían informarle a los medios del Grupo Clarín , por ejemplo), sospechan que la contaminación se produjo en algún lavarropas o con el roce al momento de planchar prendas. La perito oficial, Belén Rodríguez Cardoso, dijo que es difícil que eso haya sucedido. Sin afirmarlo, su posición da entender que hubo una "estafa" a la justicia grande como una casa. O sea, lo que sospechamos todos.

2/7/10

Fiscales del poder público

Es costumbre en los principales periodistas famosos de los grandes medios privados, cuando son señalados como piezas fundamentales en el desgaste de los poderes públicos frente a los establecidos, usar el lugar de fiscalización que supuestamente ocupan como defensa de una actitud que cada día es más evidente en todo el mundo.

Gente como Tenembaum, Magdalena Ruiz Guiñazú, el inventor de fuentes Nelson Castro, y otros como María O’Donnell o el inefable Fontevecchia, nos recuerdan cada vez que pueden que “el periodismo es así, molesta al poder público porque el poder público es su materia de estudio, su razón de ser en la investigación y la pregunta”. Con matices, siempre rezan algo parecido.

Es además una buena excusa para no decir: “no investigamos determinados sectores porque el sistema de medios que paga nuestros excelentes sueldos depende de ellos, por la propiedad o el auspicio.”

Pero chicanas al margen, vamos a leer una info recogida por Periodismo en las Américas, que sirve como ejemplo (otro más, por si faltaran) para derribar la teoría liberal según la cual el periodismo jode a lo público por lo antes dicho y no porque sea un órgano de presión a los sistemas de representación para que estos ejecuten ciertas medidas y se abstengan de otras.

Leemos lo que sucede en Estados Unidos, cuna del periodismo liberal:

Un estudio de la Universidad de Harvard muestra que la definición de “tortura” que manejan los periódicos se ha suavizado desde 2004, lo que ha llevado a blogueros y escritores a calificar a los periodistas de cómplices de la tortura conocida como el “submarino”.

Hasta el gobierno de George W. Bush, los principales periódicos estadounidenses, como el New York Times, el Los Angeles Times, el Wall Street Journal y el USA Today se referían a esta práctica como “tortura” pero desde 2004 el concepto ha cambiado y los medios han dejado de asociarla de manera explícita o ímplicita con tortura, reporta Philly.com. El informe enfatiza que, de esta manera, los periódicos fueron los que precisamente le dieron una mano a las autoridades estadounidenses que permitieron que ocurrieran estos casos de tortura.

En su defensa, el New York Times argumentó que “cuando se utiliza una palabra que implica tomar partido en una disputa política, nuestra práctica general es proveer al lector con la información para que ellos decidan por sí mismos”, reportó Yahoo News.

Glenn Greenwald, de Salon, escribió que el estudio provee la evidencia más reciente de cómo la prensa americana se ha dedicado a amplificar y servir (en vez de fiscalizar) a las autoridades del gobierno.

En The Atlantic, Andrew Sullivan afirmó que el estudio es una prueba de cómo los editores de los periódicos simplemente cambiaron su posición y se convirtieron en portavoces de criminales de guerra.


Es decir: los amos de la teoría de la fiscalización, cuando quieren, son filosóficamente amigables con el poder público. Y los conceptos que describen las actividades públicas en sus páginas pueden ser sometidos, antes de su publicación, a profundos análisis semánticos con el fin de dejar que sea la gente la que decida sola si tal tortura es tortura.

Los "watch dogs", cuando quieren, son unos perritos falderos.